Con perlas doradas, cerré la cornisa,
La de tus mejillas mil veces besada
Por mis labios tercos tras una sonrisa,
Cuando en el camino eras olvidada.
No existió la pena de las chispas grises,
Que anunciaste en éxodo hasta la ventana,
Pues en plaza publica y foscos matices,
Se vio concluida - al fin -analogía insana.
Quizás tras azules vistas de la luna,
Te ocultes llorando mi ingrato camino,
Que no conocías por venir de cuna.
O tal vez un manto de tornasol fino,
En abras conseguido en la tienda alguna,
Pondrás postrer grado con algo de tino.
viernes, 11 de enero de 2008
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