domingo, 17 de junio de 2007

10 minutos de Insomio

Hay cosas chistosas que te pueden pasar en la vida y una noche de insomnio por quedarte a leer un libro es una de ella. Tal vez la más peculiar, tonta o extraña depende de que perspectiva lo veas.

Algunos se desvelarían por preocupación, por miedos, otros por huirle a sus propios ángeles. Pero no. Yo me espante el sueño leyendo “El vuelo de Eluan” una historia de realismo mágico que habla de la aventura de un hombre alado de la tierra de Patia, por seguir un sueño. Y por seguir las peripecias del sueño de Eluan, el hombre alado de seis dedos, espante el mió.

En este momento quisiera preguntarle a los tres sabios de las cúpulas de la tierra santa, donde encontrar mi sueño, pero tal vez no pasaría las preguntas de los guardianes y terminaría en el calabozo como muchos de esta tierra.

Dalí, el pintor, decía que el subconsciente maná ideas extrañas cuando coquetea con el sueño. Y dormir (o de perdido sestear) con una cuchara te provocaría las ideas mas creativas y alocadas (valga el pleonasmo artístico) cuando perdieras fuerza y la cuchara cayese y te despertara.

Dicen que los sueños son como el puente que te une a esa parte que todo mundo tiene pero pocos conocen. Es pedazo de mente que te controla, te inhibe, te excita, te llena, te describe, te oculta, te mancha, te libera. Ese puente de sueños que te lleva de la vida común, de algarabía y frívola, helada de la realidad, a conocer y tutear a tu propio yo. Ese puente.

La vida son puentes. Una vez escuche un pasaje bíblico (muy bonito libro, pero eso al fin) en el que se comparaba la vida como un puente. “Pasaras por él, pero nunca te establecerás sobre él”, Linda comparación.

Mi celular marca que son las 12:35 de la noche.

Con esta ultima línea comenzó la segunda hoja de cuadricula con este color morado que fue lo único que encontré para expresar mis ideas, tal vez no tenga cuchara, pero una creatividad (molesta, a veces) que me mantiene al hilo.

Mi teléfono ahora marca las 12:38 y el color esta dando fin al resto de la punta que le queda. Yo escribo lo que me viene a la mente, mientras la punta de este color morado dure, como si fuese una vela que me ilumina por unos instantes la existencia. Poco a poco se extingue con la noche misma.

Pudiese contar muchas cosas. Hablar quizás de los travestís que vi pelear en la calle que da desde mi ventana, o del insecto tonto que no le deja de dar vueltas a la lámpara de mi cuarto, pensando (quizás) que es la luna o su verdad. O platicar tal vez de que el reloj marcan las 12:42 p.m., y que estoy a unas letras de completar la pagina dos de este mi escrito de insomnio, pero no hoy, y mas aun cuando mi vela morado esta por extinguirse, como todo.

Es hora. Es hora de tratar de ganarle un round a Morfeo y mi sueño será el premio. Pero sobre todo, ganarle a la vida. 12:44

Como castigo propio, rompo la punta de este color morado siendo las 12:46 para ya irme a dormir, por más duro que sea el insomnio.

Saludos Morfeo.

12:48

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