domingo, 13 de mayo de 2007

Era blanca, pura…, triste, hacia el astro rey miraba
La vi hermosa en la pradera me produjo reflexión,
Pero era extraña esa locura, que mi alma salpicaba,
Era raro, pues saco de mí ser una extraña confesión.

A veces me gustaría cambiar el mundo con un suspiro.
Ser un bacán que controla a voluntad el viento bravío,
Crear de pincelazo un atardecer como el que ahora miro,
Correr por el mundo sin que se me faltar el último brío.

No quiero ser dios, hay que ser fiel, hay mucho trabajo,
Jugar a soltar un gato en medio de perjuras ratoneras,
Para que aquellos tontos roedores suspiren por el relajo,
Mientras que un ser divino le siembra en la vida quimeras.



“¿Es que acaso estaré loco?”- que cuestión tan mas trillada,
Ya me harte de solicitar ese despreciado titulo de maniaco,
Hable al viento sin siquiera oír mi voz gemir como cascada,
Hasta sentir en alguna parte, un rayo de luz, helado y opaco.

Y La flor serena se mecía suave por el soplo puro que la tarde andaba,
Volteó a mi mirada con cara sencilla cual triste reclamo, como una aflicción,
Me miró a los ojos con mirada pilla, como si supiera lo que yo pensaba,
Dijo entre sus pétalos con voz de silencio, -de mi te has ganado esta reflexión-

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